lunes, 18 de abril de 2011

Discurso pronunciado en el acto de presentación de la candidatura de UPyD en Elda el 16-04-11.

César González, candidato de UPyD a la alcaldía de Elda.

Buenas noches a todos y gracias por acudir al acto de presentación de la candidatura de UPyD en Elda. Gracias a los candidatos y compañeros Joaquín Andréu y Rafael Soriano, gracias al mantenedor, Rubén Baidez, gracias al Consejo Territorial, gracias al Consejo Local, gracias a los alcaldes presentes, amigos y compañeros.

Como todos sabéis, nos presentamos por primera vez a unas elecciones municipales en Elda. Los afiliados me habéis dado el honor de ser el primer candidato de nuestra formación, algo que me llena de orgullo y responsabilidad.

Junto a todos vosotros, tengo el reto de conseguir que UPyD logre representación municipal para aplicar cordura a los desmanes de los dos grandes, para lo que os pido apoyo y colaboración. Merced a vuestra asistencia deduzco que tenéis mucho interés en que este proyecto prospere, y más celebrándose, como se está celebrando, el enésimo partido del siglo entre Barça y Madrid.

Nos jugamos mucho en estas elecciones, nos jugamos el ser o no ser de UPyD en Elda. Nos jugamos que los ciudadanos tengan mayor participación, que tengan mayor control sobre sus impuestos y en la toma de decisiones, nos jugamos un mayor grado de bienestar; nos jugamos la regeneración democrática de este pueblo, nos jugamos la honradez y la transparencia de personas que llegamos a la política con las manos limpias y con un gran proyecto que representa la alternativa necesaria en España.

Si nuestra opción no consigue condicionar la política municipal, tendríamos un partido gobernante que ha hecho del autoritarismo, las malas formas y la mala gestión, una gestión de pinta y colorea y una política de canapés y empanadillas para todos, su bandera; que ha incumplido sistemáticamente su programa electoral, que ha dejado los presupuestos municipales con un agujero irreparable; que lo primero que hizo cuando tomó la vara de mando fue subirse los sueldos y aumentar los cargos de confianza, cuando un trabajador de Elda se las ve y se las desea para cobrar 1.000 euros.

Voy a hacer algunas reflexiones sobre lo que ha representado el actual equipo de gobierno para la ciudad. Su gran proyecto, la Nueva Elda, ha fracasado, ha fracasado porque todos hemos visto que se trataba de un brindis al sol, de una maquillada macrooperación urbanística que pretendía entregar las mejores parcelas municipales (plaza de toros o campo de fútbol) a promotores para que continuaran con la esquizofrenia de la construcción. Gracias a Dios la situación económica se lo ha impedido. ¿Vamos a dejar que aquellos que querían entregar nuestro escaso patrimonio a especuladores y empresas de fuera sigan gestionando los designios de nuestro pueblo?

Frente a la Nueva Elda del PP, la Elda del oropel, de los apaños urbanísticos y de cartón piedra, en UPyD abogamos por la Vieja Elda. Y os diré por qué: porque creemos en la Elda que pasó en 90 años de ser una aldea de 6.000 habitantes a contar con 60.000, en un caso inédito en España. Porque creemos en la Elda que cuando en España todavía estamos debatiendo qué hacer con nuestras cajas de ahorro -que se han convertido en nidos de cargos políticos a los que hay que dar de comer- en 1932 fuimos capaces de crear el Banco de Elda para financiar a nuestras empresas.

Creemos en la Elda en la que había trabajo para todos, en la que había empresas creadas por gente con coraje, por exportadores y emprendedora que hicieron que el nombre de Elda se conociera por sí mismo, sin más etiquetas, en toda España. Creemos en la ciudad que hasta hace pocos años atraía gente de todas las regiones de nuestra geografía porque abundaba el trabajo, porque los sueldos eran dignos. Hoy, nuestros jóvenes y sobre todos los más preparados, están haciendo el camino inverso al que hicieron sus padres: se marchan por falta de oportunidades y expectativas. La diáspora de los jóvenes eldenses es visible en Madrid, Barcelona, Valencia...

Creemos en la Vieja Elda, la del trabajo de sol a sol, pero también la de la diversión. La falta de ocio es un lamento continuo para la gente joven. Por no tener, ya no tenemos ni cines, cuando hace pocos lustros había más de 20 de salas; cuando hasta hace muy pocos años, media provincia venía a Elda a pasar el fin de semana porque era un pueblo divertido; donde había equipos deportivos de primera línea que llevaban el nombre de la ciudad a todos los rincones; donde había eventos culturales y musicales que traspasaban nuestras pequeñas fronteras. A menudo me pregunto dónde ha quedado todo eso y si no fue una quimera que entre todos imaginamos.

Ahora, no hemos de perder ni la fe, ni la esperanza. De las grandes crisis surgen las grandes oportunidades. Que nadie olvide que Elda se convirtió a finales del siglo XIX en una ciudad industrial porque es la que menos agua y menos territorio tiene de todo su entorno. De esa necesidad, el pueblo con peores aguas y más seco de la zona, los habitantes de aquella Elda agrícola, hicieron virtud.

Tal virtud que no es otra que la del ingenio aunado con el sudor del trabajo. La virtud que consiguió que en 1858 viniera el Marqués de Salamanca a inaugurar el túnel de Elda, una de las cinco obras ferroviarias más importantes de España y que nos conectó con Madrid para vender nuestros productos. Una virtud que hizo que en 1904 Antonio Maura nos concediera el título de ciudad por el carácter emprendedor de aquellos habitantes; una Elda que fue capital de la España republicana por derecho, por lealtad y por ideas; una Elda que en 1960 consiguió crear la Feria Internacional del Calzado y que ha sido nuestro mayor signo de identidad. Hoy la provincia de Alicante puede y debe decir que tiene feria gracias al esfuerzo de los trabajadores eldenses. Una ciudad, que aunque suene pretencioso, cuando se encontraba saboreando las mieles de su prosperidad acuñó aquella expresión tan castiza de “Elda, París y Londres”.

Una ciudad que se ha hecho a sí misma a base de trabajo y tesón, saldrá adelante. Saldrá adelante con nuevas industrias y tecnologías, con mano de obra cualificada, siendo líderes internacionales en diseño, con formación… pero nada de eso se conseguirá si dejamos que esto siga en manos de los mismos. Os voy a recordar el último agravio que nos querían brindar los que nos gobiernan: ¿no recordáis cómo uno de los pocos signos de identidad que nos quedan nos lo querían arrebatar hace sólo unos meses? Sólo es un ejemplo, pero en lo pequeño se ve lo grande: pretendían llevarse el premio a la Mejor Calzada de España a Madrid. La opinión pública se movilizó en tromba. No bajemos la guardia. ¿Vamos a volver a confiar en ese tipo de políticos?

No quiero extenderme mucho más, pero sí terminaré con una reflexión. En nuestro partido es un tótem cultural Miguel de Unamuno, a quien en cada discurso se le cita. Ahora bien, estamos en Elda, la tierra de Emilio Castelar, así que me vais a permitir que acabe citando un fragmento de una de sus obras más desconocidas, un pequeño librito que se custodia en la biblioteca Miguel de Cervantes titulado Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo y que perfectamente podría servir de enunciado para el Manifiesto Fundacional de UPyD: “Si fuera verdad que hemos contribuido a emancipar el pensamiento; si fuera verdad que hemos trabajado por redimir la conciencia y comunicarla libremente con su fe interior; si fuera verdad que hemos roto las cadenas de algún esclavo, el cual sin nuestras palabras y nuestros votos aún yacería atado a su ignominia y desprovisto de todo humano derecho; si fuera verdad que algún resto de la injusticia feudal y algunas sombras de la Inquisición antigua se han acabado al eco de nuestra voz, aún podríamos dar por bien empleado el trabajo, el combate, el dolor, el martirio y hasta la calumnia”.

Buenas noches a todos y gracias por vuestra atención.

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